La guerra de las grandes marcas internacionales —como British Petroleum y Glencore— y nacionales de combustible —como Hidrosina y la nueva Oxxo Gas— ya empezó aun cuando todavía PEMEX manda. La importación de combustible e inversión en transporte e infraestructura serán la diferencia.

Ciudad de México; MX
POR JULIO FENTANES

La competencia por el mercado minorista de gasolina en México se intensifica entre las grandes marcas internacionales, que a partir de la “liberación” del precio del combustible vieron la señal para entrar a territorio nacional y romper el monopolio y contubernio que tuvieron por décadas PEMEX y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

La competencia, que tal vez no esperaban PEMEX y el mismo gobierno nacional, es que las grandes marcas de gasolina en el mundo no vienen sólo a poner gasolineras, sino  a disputarle a la empresa gubernamental la importación del combustible e invertir en transporte e infraestructura.

Así evitarán además que los “huachicoleros” les roben su gasolina si utilizan la infraestructura de PEMEX.

Este paquete completo, que no incluye la refinación en México —aunque algunas marcas tienen su refinería en el extranjero y ése es el combustible que comercializarán en el país—, les da un negocio redondo a las grandes marcas, mientras que PEMEX y —sobre todo— el sindicato petrolero perderán hegemonía sobre el hidrocarburo, pero además dejarán de embolsarse miles de millones de dólares anuales que sólo cambiaban de bolsillo, porque todo salía de las arcas públicas.

Entre PEMEX y el Sindicato petrolero, que encabeza Carlos Romero Deschamps, siempre ha existido un contubernio para tener el monopolio del hidrocarburo.

La empresa de gobierno extraía el hidrocarburo, lo manufacturaba e importaba la gasolina que no podía refinar, y el Sindicato hacía lo demás, empezando por la transportación.

Y entre todos ganaban millones y millones de dólares, sin tener que invertir nada, porque el dinero salía del presupuesto público.

Nunca nadie quiso invertir en refinerías, porque a todos se les caía el negocio.

LA CAÍDA DE UN IMPERIO

Cuando inicie la temporada real de liberación del precio de combustible y que ya no sólo se venda gasolina de PEMEX sino de cualquier marca, el negocio del transporte, almacenamiento y desde luego la importación y su manejo ya no quedará sólo en manos de los mexicanos.

Las grandes marcas tienen interés no sólo en importar su gasolina y venderla en México, sin también en transportarla y tener su propia infraestructura.

Empresas portuarias como SSA México, que encabeza Fernando Chico Pardo y que recién inauguró formalmente su terminal marítima en Tuxpan —puerto por donde entra el 90 por ciento de la gasolina que se consume en el Valle de México—, adelantó que adecuará sus instalaciones para recibir en sus muelles a los barcos que importan el combustible y desde ahí enviarlo vía terrestre.

Originalmente el acuerdo lo hizo con PEMEX, que es el importador, pero no es muy remoto que firme con otras marcas inglesas o estadounidenses que deseen mandar su combustible por esta vía.

El imperio del combustible se acabó para PEMEX.

La caída del imperio se confirmará porque seguramente las grandes marcas no tienen intereses en utilizar los ductos de la petrolera mexicana para transportar su  gasolina, porque son los que están llenos de “hoyos” y de “chupaductos” a lo largo de todo el trayecto.

20 MIL MILLONES DE PESOS SE LLEVAN “CHUPADUCTOS”

De acuerdo con la propia exparaestatal, el último año perdieron alrededor de 20 mil millones de pesos por la “ordeña” de los ductos que pasan principalmente por Puebla, Guanajuato, Veracruz y Jalisco.

La empresa productiva del gobierno identificó el año pasado 6 mil 159 tomas clandestinas por donde se robaron alrededor de 27 mil barriles de diésel y gasolina cada día.

Aunque ésas son las cifras oficiales, habría que ver si son las cifras reales.

Y es que a la misma petrolera no le interesa llegar al fondo porque una parte de su personal y directivos son quienes se involucran con los “chupaductos”, según numerosos reportajes, y dar una cifra real que es superior a la conocida asustaría a los inversionistas, aunque para los nuevos jugadores de gasolina queda claro qué deben hacer y qué no deben hacer para que este negocio sea rentable.

Ni siquiera las acciones del Grupo de Coordinación Interinstitucional de Investigación y Persecución de Delitos en Materia de Hidrocarburo, creado en 2015 e integrado por PEMEX,  la  Procuraduría General de la República, las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), la Policía Federal, la Gendarmería y autoridades locales, pueden frenar la “ordeña”.

Una reciente investigación privada sobre este tema indica que cuando menos 20 por ciento del negocio del combustible pertenece a bandas de delincuencia organizada, distribuidas a lo largo del país, que “ordeñan” y distribuyen tanto clandestinamente como en gasolineras y a autotransportistas que la compran a menor precio, por las buenas o por amenazas.

Todos los días vemos en los medios noticias de la compraventa del combustible entre “huachicoleros” y gente que quiere pagar menos por la gasolina y el diésel.

NUEVOS JUGADORES

La compañía Suiza Glencore, que se dedica al transporte de hidrocarburos, va en una alianza con el Grupo Gasolinero G500, uno de los líderes en el sector, para que le surta diariamente 180 mil barriles de diésel y gasolina.

Esta misma empresa, de acuerdo con El Financiero, invertirá en terminales de abastecimiento y transporte de combustible.

British Petroleum, de origen inglés, ya abrió sus primeras estaciones de servicio, y aunque el precio es similar al de PEMEX la atención dicen es diferente y está captando más clientes.

El próximo año planea tener cuando menos mil estaciones de servicio propias, rentadas o en acuerdo con sus dueños.

Además es una de las grandes marcas que van a invertir en la importación, el transporte y la venta directa de combustible, el paquete directo que le hará ganar dinero con el menor riesgo de pérdidas.

Otro de los nuevos jugadores energéticos es Invex Infraestructura, que anunció el año pasado que va a  construir un ducto privado de 350 millones de dólares para transportar gasolina. La empresa que encabeza José Enrique Silos presentó a la Comisión Reguladora de Energía una propuesta para construir el poliducto para transportar gasolina desde el norte al centro del país, con capacidad de 100 mil barriles diarios y expansión a 165 mil. La empresa mexicana tiene el soporte de dos compañías internacionales que aportarán tecnología.

Aunque el líder petrolero Carlos Deschamps no admite que sus agremiados serán dejados fuera del nuevo negocio, sólo acepta que están en pláticas con las nuevas empresas petroleras para que los contraten.

Sin embargo, las nuevas marcas que van por la exploración y perforación no tienen entre sus planes contratar a todo el personal del Sindicato petrolero, sino sólo una parte: los más experimentados y menos conflictivos.

No puede iniciar la nueva industria petrolera nacional con los mismos vicios y la misma gente que llevó a la quiebra a PEMEX.