Dos de las más grandes obras de infraestructura en México en los últimos años, pero muchos años, son el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), y la primera planta de Termovalorización, es decir, productora de energía a partir de la basura, que será la única hasta hoy y más grande de América Latina.

El NAIM será también uno de los más grandes del mundo, apenas para una de las ciudades de mayor crecimiento del planeta también; igual que la planta de Termovalorización que producirá la suficiente energía para alimentar todo el Sistema Metro de transporte colectivo de la capital de la República.

Y en los dos casos, la amenaza de dar marcha atrás si gana Morena la Presidencia y la Ciudad de México, está latente.

No es un caso menor, es un tema de infraestructura, ni siquiera debe inscribirse en el terreno político y menos electoral.

¿Será un tema de negocios?

Es decir ¿Si fuera Andrés Manuel o Sheinbaum quienes empujaran estos proyectos con sus cuates, entonces si tendrían su VoBo?

No lo sé. Sólo recuerdo que en la época de Andrés Manuel se construyeron los por aquella época famosos segundos pisos de las vías rápidas en CDMX, con un poco de crítica, pero se construyeron, nadie los paró y hoy aligeran la vida de millones de personas que diariamente transitan por ellos.

Lo que quiere decir que si saben de infraestructura necesaria.

En ambos casos de los actuales mega proyectos en marcha y que en dos años deberán estar operando, se ha dicho y explicado que las finanzas gubernamentales no se dañan, al contrario, y que se pueden someter al escrutinio público para detectar fraudes, sin embargo nada conforma a los hoy candidatos y probablemente mañana gobernantes.

¿De qué se trata?

En México falta infraestructura y sobran problemas. Los conflictos con Estados Unidos en materia de negocios, narcos e inmigrantes son muy grandes como para iniciar un nuevo sexenio con más conflictos.

Y aunque se veía venir, esperemos que la cordura se imponga, se limpien los proyectos y se sometan a profundas auditorías si es lo que les interesa a los próximos gobernantes, pero que no los cancelen, que le den una oportunidad al crecimiento de infraestructura, no necesariamente todo lo que se ha hecho es malo, ni todo lo que se propone hacia el futuro es bueno.

Que trabajen en combatir la corrupción e impunidad empezando por su casa, y luego que escudriñen en lo que no quieren o no les gusta.

Si bien una nueva época como dicen está por llegar con el cambio de gobierno, no debe ser para regresar, sino para avanzar, ya no hay tiempo para experimentos, porque el futuro nos está rebasando y no conoce de siglas ni partidos políticos.