Igual que con el nuevo aeropuerto, el partido Morena advirtió que si gana, cancelarán la construcción de la Planta Termovalorizadora de la Ciudad de México, concesionado a particulares que convertirán basura en energía suficiente para mover todo el Sistema Metro de transporte público.

Por Julio Fentanes
Ciudad de México; MX

 

Frente a la crisis que habrá en pocos años para desechar 13,000 toneladas de basura diariamente en la Ciudad de México porque pronto no habrá tiraderos disponibles, el gobierno de CDMX licitó la primera planta Termovalorizadora de residuos sólidos, que construirá una empresa privada para convertir en electricidad la basura.

En entrevista con Presidente Infrastructure, el titular de la Agencia de Gestión Urbana de la Ciudad de México, Jaime Slomianski Aguilar, asegura que se trata del proyecto de infraestructura más importante en la historia de México en materia de gestión de residuos sólidos, contra 87 por ciento de basura del país que terminan en tiraderos de cielo abierto.

La construcción de la planta cuesta 600 millones de dólares y su operación 2,500 millones de pesos anuales, para producir 965,000 Mwh/año de electricidad, que saldrán del ahorro que genera pagar a la CFE la energía con la que se mueve todo el Sistema Metro de transporte colectivo, con la electricidad producida se moverá al metro.

El funcionario destaca que la Ciudad de México, no tiene que poner dinero, sino que será el consorcio que se integró a partir de la licitación que ganó la empresa francesa Veolia.

En entrevista en la oficina de Gestión Urbana en el corazón del centro de la capital del país, detalla que el modelo por el que operará es PPS, o Contrato de Prestación de Servicios de Largo Plazo, que equivale al APP federal: Asociación Público Privada.

“Cuando empiece a operar la planta, que ya no le sirvan los residuos y empiece a generar energía eléctrica, la ciudad de México va a tomar el dinero que hoy utiliza por dos conceptos: lo que estamos gastando más de 2,000 millones de pesos en mover la basura a los rellenos sanitarios y los 2,000 millones de pesos que gasta el metro en comprar energía eléctrica a CFE, y de los cuáles se pagarán 2,300 millones anuales a la compañía”, afirma.

El contrato es por 30 años y obliga a la empresa a prestar el servicio, darle mantenimiento pues es una industria que requiere tecnología de punta muy caro y el costo de operación.

No, no y no

Sin embargo, y de la misma manera en que el partido de Andrés Manuel López Obrador, Morena, polemiza con la construcción del nuevo aeropuerto que amenaza con parar la obra sino se concesiona, también advierte que dará marcha atrás al proyecto de Termovalorización que es único en su tipo en América Latina.

Claudia Sheinbaum, aspirante a gobernar la Ciudad de México por Morena, promete que dará marcha atrás al contrato, porque según ella sólo es negocio y generará deudas al gobierno.

Técnicamente no da razones, solamente argumenta que endeudará al gobierno y que se pretende vender al Sistema Metro la electricidad a un precio más caro que lo que hace CFE.

Sin embargo, aunque ya se han intentado esquemas legaloides para frenarla, inclusive amparos, la autoridad judicial no ha encontrado razones jurídicas válidas para frenarla.

“Basura cero”

Mover la basura le cuesta a la Ciudad de México dos mil millones de pesos, además de pagar los rellenos sanitarios que son privados pero que pronto dejarán de funcionar.

“Es por eso que Miguel Ángel Mancera lanza su programa

-basura cero- que consiste en que los deshechos no terminen siendo basura entre los rellenos, sino valorizados de alguna manera, este es el modelo de economía circular donde todo lo que generamos y producimos lo consumimos, lo separamos, reciclamos y lo que no se puede reciclar lo recuperamos en energía”, apunta.

El City Manager de la Ciudad de México explica que se quiere llegar a tener una reducción sustancial de entre 8,500 a 9,000 toneladas que hoy se envían a relleno hasta 1,000 a 1,300 toneladas, y lo demás valorizado a través de reciclaje, de compostaje de Combustible Derivado de Residuos (CDR) a Cemex, 2,000 toneladas a una planta de biodigestión que es solo para desechos orgánicos y 4,500 toneladas a una planta de termovalorización que es para desechos inorgánicos mezclados.

“Waste to energy”

Jaime Slomianski detalla que del Ecuador hacia abajo la mayor parte son rellenos sanitarios y un poco de tecnologías de biodigestión para los desechos orgánicos y fundamentalmente en Asia, Japón y China están desarrollando muchas tecnologías de termovalorización, en el medio oriente, en Dubái se está construyendo la planta más grande del mundo de termo valorización.

“En Europa está lleno de plantas de termovalorización, mientras que en Estados Unidos y Canadá también hay; en el mundo hay casi 2,000 plantas”, asegura.

La tendencia del “Waste to energy” como se conoce a la termovalorización, al mismo tiempo que reduce los rellenos sanitarios como forma de desechar la basura, aumenta el reciclaje, porque no todo va al relleno y se logra más recuperación.

Norma 024

El funcionario precisa que en la ciudad de México aplica desde al año pasado la norma 024, que indica que desde su casa, la ciudadanía, separe en 3 los desechos todos los días.

Los orgánicos de un lado, los inorgánicos no reciclables por otro y los inorgánicos reciclables en un tercer grupo.

A partir de que entró en vigor esta norma, el 8 de julio del 2017 del año pasado al 15 de abril en comparativo contra ese mismo periodo del año anterior del 16 al 17, se obtuvieron 107,000 mil toneladas más de fracción orgánica, y en ese período se  dejaron de enviar al relleno sanitario 257,000 toneladas, porque se recicló más.

Termovalorización

Con más de 30 años de que se instaló la primera planta de Termovalorización en Europa, en la Ciudad de México se licitó en 2017 la primera de este tipo en América Latina.

“Se va a construir en el Bordo Poniente que es zona federal, procesará 4,500 toneladas de residuos diarios, con esto generara 965,000 mega watts, y esa energía será utilizada para mover el metro de la ciudad”, apunta.

Agrega que es importante saber que la Ciudad de México no pierde la rectoría ni de la basura ni de la energía, es decir, “ni vamos a vender la basura, ni vamos a comprar energía eléctrica”.

Explicó que a través de una licitación, ganó la empresa francesa Veolia, para construir la planta y operarla, recibiendo la basura y transformándola en energía eléctrica.

Los ganadores se asociaron creando el consorcio Termo WTE que operará la Planta de Aprovechamiento de Poder Calorífico de Residuos Sólido Urbanos.

De acuerdo a la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), miembro del BID, el organismo a quien le están solicitando un crédito por 200 millones de dólares, las entidades que patrocinan a Termo WTE, son Termoenergía CDMX Holding, S.A. de C.V., y Proactiva Medio Ambiente México, S.A. de C.V.

Tiraderos a cielo abierto

La Ciudad de México genera diariamente 13, 000 toneladas de basura, que al igual que en el país, la mayor parte terminan en tiraderos a cielo abierto, generando gas metano y contribuyendo al sobrecalentamiento del planeta y consecuentemente el cambio climático.

Jaime Slomianski explica que a nivel nacional según el INEGI se generan 43 millones de residuos de toneladas al año, de estas sólo el 13% van a rellenos sanitarios o sitios controlados, ninguno a tecnología de “waste to energy” ó tecnologías de generación de energía.

“El 87% de estas 43 millones de toneladas o sea la inmensa mayoría terminan en tiraderos, o sea ni si quiera rellenos sanitarios, tiraderos a cielo abierto aventados a un terreno, contaminando de forma indiscriminada”, enfatiza.

En la Ciudad de México durante muchos años la basura se  ha enviado a rellenos sanitarios, donde destacan Prados de la Montaña, en Santa Fe, que ya se clausuró y tiene ingeniería para captar el bio gas y quemarlo.

Después vino el Bordo Poniente, se clausura en 2011 y a partir de ese momento los residuos de la ciudad se envían a otros cinco rellenos sanitarios, cuatro en el estado de México y uno en Morelos, los más importantes son dos, El milagro y La Cañada están en el Estado de México.

“El enviar los residuos al relleno sanitario es un modelo de costos ambientales, porque el bio gas se filtra y termina en la atmósfera es gas metano, no como un tiradero de cielo abierto que eso es sin control, aquí hay filtraciones, no se va todo, pero si hay filtraciones, estas enterrando la basura y eso contamina y luego se mezclan los líquidos de la basura y se van al subsuelo”, detalla.