Expansión informó que Donald Trump desea quedarse en la presidencia de Estados Unidos hasta 2024, y el plan para reelegirse el año próximo parece fundarse en el proteccionismo comercial, donde uno de los principales objetivos de sus ataques verbales será (nuevamente) México.

Pero la economía y las reglas parecen jugar a favor de México, de acuerdo con legislaciones y especialistas consultados por Expansión.

“Estamos viendo una repetición de la estrategia que utilizó Trump para su campaña electoral en 2016, es decir, golpear a socios comerciales como México y China para obtener el apoyo de ese núcleo de voto duro de más o menos 30-35% de la población, por lo general de zonas rurales, población blanca y mayor de 50 años, que él siente que lo llevaron al poder con un discurso negativo en términos de comercio internacional”, señala Kenneth Smith Ramos, ex jefe de la Negociación Técnica para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Trump reinició sus amenazas contra el país vecino el pasado 5 de abril, al advertir que si el gobierno mexicano no colaboraba en detener la migración a su país, impondría aranceles de 25% a la importación de automóviles y cerraría la frontera bajo el argumento de la seguridad nacional.

Según funcionarios de Estados Unidos consultados por CNN, Trump se apoyaría en los artículos 212 (f) y 215 (a) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, la misma que utilizó para la prohibición de viajar se países ‘señalados’ por el gobierno, así como el 19 USC 2, que permite a la agencia de Aduanas y Protección de Fronteras cerrar cualquier oficina de aduanas o puerto de entrada.

¿Es legal castigar las importaciones de autos?

La respuesta es no. De entrada, y bajo la figura legal del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los países participantes, es decir México, Canadá y Estados Unidos, “se comprometen a eliminar los obstáculos al comercio y facilitar la circulación transfronteriza de bienes y de servicios”, de acuerdo con los textos jurídicos del acuerdo.

El TLCAN aún está vigente, por lo que Norteamérica es una zona de libre comercio, que significa cero aranceles.

Smith Ramos señala que, si Trump impone los aranceles, estaría violando el tratado, por lo que México tendría la posibilidad de tomar represalias en cualquier sector que quisiera por el monto equivalente, y eso dañaría “enormemente” a la economía de Estados Unidos.

Y si eso es insuficiente, e incluso sin la entrada en vigor del nuevo tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC, el futuro sustituto del TLCAN), el país estaría protegido de todas formas: en noviembre pasado, representantes de las tres naciones firmaron cartas paralelas que blindaron al sector automotriz mexicano de cualquier medida de seguridad nacional que pretenda invocar Trump.

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“Estamos cubiertos por lo menos por cuatro o cinco años, si Estados Unidos impusiera una medida de seguridad nacional, y esto se hizo a través de una carta paralela que se firmó el 30 de noviembre, es decir, no tenemos que esperarnos a que el T-MEC esté en vigor para que esta carta surta efecto”, detalla Smith Ramos.

La Carta Paralela 232 fue firmada el 30 de noviembre en la Cumbre del G20 que se celebró en Argentina, y establece que, si Estados Unidos impone una medida arancelaria para el sector automotor, habrá una excepción para 2.6 millones de vehículos de pasajeros importados desde México, sobre una base anual, así como para camiones ligeros. También protege el equivalente de 108,000 millones de dólares (mdd) en autopartes.

Además, “cerrar la frontera e incrementar los aranceles sería para Estados Unidos darse un enorme balazo en el pie», dice Smith Ramos. «Circulan más de 1,500 mdd en comercio todos los días. Estados Unidos depende enormemente de la importación de productos frescos de México, como frutas y hortalizas para satisfacer su demanda nacional. Si cierran la frontera, se van a disparar los precios y van tener un problema importante en términos de los consumidores».

El tomate y el acero

Trump aún mantiene dos cartas bajo la manga para presionar a México: la primera es el castigo a las importaciones de acero y aluminio, que aplica desde julio de 2018.

El pasado 12 de abril, la secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín, pidió al titular de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, que ponga fin a los aranceles, señalando que México no es una amenaza para la seguridad nacional de ese país.

La segunda carta es la amenaza de imponer impuestos a la importación de tomate mexicano. Representantes de ambos países mantienen negociaciones para evitar el castigo, que entraría en vigor el 7 de mayo próximo.

¿Y si no hay ni T-MEC ni TLCAN?

Para Carlos Serrano, economista en Jefe de BBVA Bancomer, la cancelación de un acuerdo tripartito traería consecuencias bastante negativas para México. Entre ellas, que el tipo de cambio supere los 22 pesos por dólar en el mercado spot y que el crecimiento potencial del PIB disminuya hasta en un punto porcentual.

“Lo que sí sería un desastre es que no se firme el TMEC y que Donald Trump diga que se retira del TLCAN, aunque es un desastre administrable, porque al final puedes decir: ‘Nos vemos en la OMC (Organización Mundial del Comercio), y me tienes que dar el mismo arancel de entrada que le das a los chinos’”, agrega Manuel Molano, nuevo director del Instituto Mexicano para Competitividad (Imco).