Agustín Carstens Carstens, Banco de México

En México hay dos elementos que no permiten la inclusión financiera de la mayoría de población, uno es falta de tecnología y conectividad y el otro el amplio sector informal que prefiere seguir así

 

Julio Fentanes
Ciudad de México

 

En el marco de la inauguración de la Cátedra Agustín Carstens de Educación Financiera, el todavía gobernador del Banco de México, Agustín Carstens Carstens, resaltó el rezago en conectividad que se vive en el territorio nacional, en donde Según datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, a nivel nacional tenemos poco más de 49 conexiones de banda ancha fija por cada cien hogares; sin embargo ese promedio es engañoso: En la Ciudad de México son–casi 95 (94.9) conexiones de banda ancha fija, mientras que en Chiapas sólo son 16 conexiones por cada cien hogares.

La misma desigualdad es abrumadora en el caso de líneas de telefonía celular por cada cien hogares. El promedio nacional es de 90 líneas; en la Ciudad de México hay 125 líneas por cada cien hogares, pero en Oaxaca sólo hay menos de la mitad: 54 líneas de telefonía celular por cada cien hogares.

Es evidente, refirió el experto en finanzas, que estamos aquí, como país, ante un gran reto en materia de infraestructura para la conectividad.

“Al respecto, el avance que ya ha tenido el promisorio proyecto de Red Compartida, encabezado por el Gobierno Federal, es un buen augurio y espero que se materialicen plenamente sus objetivos en un futuro no muy lejano, pues sin duda, podría permitir un salto cuántico en materia de inclusión financiera”, explicó.

Pero esa es sólo una cara en el polifacético mundo de los desafíos de la inclusión financiera que debemos plantearnos.

¿Por qué, en el caso de México, aún hay vastos sectores de la población que teniendo los recursos y los medios de acceso a la intermediación financiera formal no aprovechan sus ventajas y prefieren permanecer en la exclusión financiera? ¿Será que perciben ventajas en permanecer fuera de la formalidad?.

Desde un punto de vista estrictamente racional se diría que se trata, para la inmensa mayoría de esas personas, de una percepción errónea, porque es indudable que la seguridad, flexibilidad y comodidad en el manejo de recursos financieros que trae consigo la inclusión financiera les daría mayores beneficios que los que hoy tienen al margen de ella.

 

“Sin embargo, el problema puede ser más complejo de lo que parece. Tal vez no hemos sabido mostrar convincentemente los beneficios de la inclusión financiera a esos grupos de la población; o quizá desde el punto de vista de la oferta de los servicios financieros, y de nosotros mismos como autoridades, hemos partido de un supuesto erróneo sobre el comportamiento de los agentes económicos. Dicho supuesto erróneo es considerar que la racionalidad predomina en todas las decisiones que, en materia de economía y finanzas, tomamos los seres humanos. No necesariamente es así”

 

 

 

El gobernador del Banco de México se despidió a fines de noviembre y al cierre de esta edición no había nadie para sustituirlo