Tras encabezar la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) por cuatro años y medio, Marcelo Ebrard, tuvo que asumir el papel de jefe de Estado en el exterior.

Como balance de su legado, Pía Taracena, académica de la Universidad Iberoamericana, consideró que entre los aspectos positivos es que se logró la presencia de México en foros a nivel internacional y su política de salud para traer vacunas ante la pandemia de Covid-19, no obstante, hubo una mala relación con la diplomacia tradicional y una relación difícil con Estados Unidos.

«Hubo aspectos positivos en las cumbres en el G20, el cambio climático, las acciones de México en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero hubo una mala relación en general con la diplomacia y con la cancillería, relación criticada por los propios diplomáticos y una relación difícil con Estados Unidos, aunque creo que de alguna manera la constante presencia de los funcionarios de EU marcan el interés de ese país por lograr que México coopere. Hay una relación tensa con Centroamérica y sobre todo donde salen más negativos es con América del Sur», enumeró la académica.

Agregó que es positivo el anuncio de su renuncia ya que se tiene que acabar la etapa de abandono de la cancillería, muestra de ello es que por atender otros temas no se mitigó o previno la declaración non grata del presidente mexicano en Perú.

“Le tocó que apagar ciertos fuegos y no es fácil atender la postura dictada por el presidente AMLO. Es una figura polémica, tuvo un objetivo muy claro desde el principio de querer ser presidente, construyó desde la cancillería su posición internacional. El papel del canciller por la pandemia será lo que más va a resaltar en el sexenio”, dijo.

Por su parte, la internacionalista Stephanie Henaro opinó que Ebrard hizo todo lo que pudo con el margen de acción limitado que tuvo.

Información por el Economista